1. No admitir nada que no sea absolutamente evidente.
2. Dividir cada problema en tantos problemas como convenga para resolverlos mejor.
3. Dirigir por orden vuestros pensamientos yendo de lo más simple a lo más complejo.
4. Enumerar completamente los datos del problema y pasar revista a cada uno de los elementos de su solución para asegurarse de que se ha resuelto correctamente.
Estas largas cadenas de razones, todas sencillas y fáciles, de las cuales los geómetras suelen servirse para llegar a sus más difíciles demostraciones, me habían dado ocasión de imaginarme que todas las cosas que pueden caer bajo el conocimiento de los hombres se siguen del mismo modo, y que, a condición solo de abstenerse de admitir como verdadera alguna que no lo sea, y de guardar siempre el orden necesario para deducir las unas de las otras, no puede haberlas tan remotas que no se llegue a ellas, ni tan ocultas que no se las descubra.