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La República
-Realmente, Adimanto, a aquel hombre que dirige su pensamiento hacia la contemplación del verdadero ser no le queda un momento de ocio para bajar su mirada a los asuntos de los hombres o para luchar con ellos lleno de envidia y de malquerencia. Pues como las cosas que ve y contempla están todas ellas en una misma ordenación y ni proceden injustamente ni reciben injusticia de otros, sino que se mantiene en un orden racional, tiene bastante con imitarlas y con que prive en él su semejanza más completa con aquéllas.