-No puedo más. Me falta oxígeno, ni siquiera me puedo mover.
Afuera su hermano lloraba hinchando sus pulmones de aire fresco.
-Debes resistir. Esto pasará.
-No lo creo, hermano. Todo ha ido empeorando en las últimas horas. Las paredes tiemblan y alrededor todo se deteriora rápidamente.
-Lo sé, pero este lugar es nuestra única posibilidad. Tienes que aguantar.
-Es que no puedo seguir así. Creo que será mejor que me deje llevar por la corriente.
-No lo hagas, hermano. Si te sueltas, serás arrastrado hacia el agujero que conduce a la muerte y la destrucción. Vamos, esfuérzate un poco más.
-Ya lo he decidido, no voy a quedarme aquí esperando la muerte. Quizá, si me suelto, haya otra posibilidad. Ni siquiera sabemos qué hay al otro lado...
-¿Otra posibilidad? ¿De qué hablas?. ¿Qué comerás? ¿Cómo te cuidarás de los golpes? ¿Y el frío y el calor? Es una locura. Vamos, aférrate a mí.
-No basta ya.
Y dicho esto el más pequeño se soltó de su amarra y fue arrastrado hacia abajo, hacia el negro agujero de lo desconocido.
Su hermano lo miró desaparecer con angustia y creyó escuchar, unos segundos después, el llanto desesperado de su hermano del otro lado del agujero.
Pobre -pensó- una muerte horrible...
Afuera su hermano lloraba hinchando sus pulmones de aire fresco.
Había nacido.
Comentarios
Publicar un comentario