No advertimos la salud general de nuestro cuerpo, sólo advertimos el punto ligero en el que el zapato nos aprieta; no apreciamos el conjunto próspero de nuestros negocios, pensamos sólo en una minucia insignificante que nos aqueja. […]
Nada conozco tan absurdo como la mayoría de los sistemas metafísicos que explican el mal como cosa negativa, cuando, por el contrario, es lo único positivo, dado que hace sentir.
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